La Cacapishquiada


Es temporada de ishpingo dicen en el pueblo, no es que sea la temporada de talarlos, sino que es el periodo en el que el árbol produce pepitas para asegurar la próxima generación, estas pepitas son el alimento para unas aves que sólo aparecen en estas fechas, generando una temporada más, la temporada de cacapishco.

Vamos a cacapishquiar hoy día dicen a pesar de que la actividad se llevará a cabo en horas de la noche, preparan los jebes (huaraca), tiros de guayaba (frutos de guayaba verdes un poco más grande que una canica), hoja de coca, cal, cigarros, cañazo y linterna. Son pocos los ishpingos que quedan ya, uno en el remolino, en el pilancón de tío Adán, en la huerta de Jesho Paco y al costado del puente de río chico por el camino de la pachca.

Entrada la noche grupos pequeños se dirigen hacia los ishpingos. Otro grupo nos vamos hacia el ishpingo que está en la pachca, llegamos y nos sentamos sobre las tablas del puente cerca del ishpingo, mientras comentan algunos acontecimientos ocurridos durante el día preparan el bolo de hoja de coca sazonándolo con su cal, un cigarro para complementar y finalmente para rematar su cañazo. Mientras dura el proceso de endulzar el bolo escuchamos el aleteo de los cacapishcos, mientras se alimentan en pleno vuelo, no se asientan. Comentan que estas aves son muy carayashcas (resistentes a los impactos de los proyectiles)a menos que le rompa el ala o el tiro aseste en la cabeza.
Empieza la cacería, los jebasos son hacia arriba (selunchar lo llaman al modo de tirar hacia arriba) a pesar de que pasamos un buen rato en la oscuridad y habíamos logrado  que nuestras pupilas se dilaten y podamos ver un poco mejor en la oscuridad, lo único que distinguiamos eran siluetas oscuras que se desplazaban desde y hacia la copa del ishpingo, se escuchaban los proyectiles cuando atravesaban velozmente el aire, asimismo se escuchaba cuando pasaban a través de las hojas del ishpingo. Algunas veces se escuchaba el grito ronco de los cacapishcos cuando eran alcanzados por un proyectil. Estos malditos son carayashcas decían los cazadores si es que no le quiebras el ala o no le das en la cabeza no se caen. Transcurridas varias horas escuché el grito ronco, estridente y desesperado, una silueta oscura se precipitaba hacia el suelo en una trayectoria irregular como un avión derribado. El que suponía fue el responsable del derribo corre hacia su presa, pero en realidad con tantos tiros al mismo tiempo es difícil asegurar quien fue el autor del derribo, aunque algunos conocedores de su mala puntería no se atrevían a atribuirse el derribo.
Efectivamente el disparo había quebrado el ala izquierda justo en la mitad, se ve las plumas color marrón claro empapadas en sangre y los huesos expuestos de color blanco, hazlo gritar dice uno, cuando lo hizo se acercaron agresivamente sus compañeros como si trataran de rescatarlo, comentan que cuando uno de ellos es herido los demás se lo lleva hasta la seguridad de su guarida, por eso quieren usarlo para que grite y los demás vengan en su ayuda y así poder seguir derribándolos.
Después lo llevan al puente y lo empezamos a examinar con detenimiento, la verdad es un ave totalmente diferente a la que me imaginaba, pensé que se parecía a una paloma pero estuve muy equivocado, es un ave estilizada de alas largas, garras poderosas y una cabeza de un ave de rapiña como la de un águila, su poderoso pico curvo y afilado no tiene ningún parecido con el pico de una paloma. Es trágico quizá la suerte del cacapishco, pero es una de las pocas tradiciones positivas o negativas que aún se conserva, dependiendo de la posición que se analice.  

Entrada la noche grupos